La Navidad nos hace más sencillos, tiernos, y también más niños. Así es porque deseamos lo mismo que ellos: cariño, protección, fiesta, y tiempo, mucho tiempo para jugar y charlar.
En la Navidad se puede encontrar historias para todos los gustos. En general, las preferidas son las que contienen lenguajes abstractos. Puede que sea una manera de resistirse a reconocer que, en el fondo, seguimos siendo niños.
Por ello y para felicitaros la navidad a todos, aquí os dejo un bonito cuento que demuestra que muchas veces las apariencias engañan y un gigante no siempre tiene una imagen de malo.
Espero que disfrutéis lo que nos queda de la Navidad y tengáis unas felices fiestas.
¡¡Feliz año nuevo!!
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